Crónicas desde Cracovia (6)


Tras finalizar la JMJ 2016 y haber asistido al encuentro vocacional, nuestro grupo se ha despedido hoy de tierras polacas partiendo hacia Viena, la capital austriaca. Durante su regreso y hasta su llegada a Alicante el próximo día 10, nuestra expedición no abandonará el espíritu que les llevó a iniciar este viaje. Por ello, alternarán las visitas a las ciudades por las que pasen con la evangelización, asistidos siempre por el sacramento de la eucaristía y las oraciones de la iglesia.

Os dejamos a continuación la crónica del sexto día en el que visitaron las minas de sal de Wieliczka y el campo de concentración de Auswitch del que cuatro de nuestros expedicionarios nos comentan excepcionalmente sus impresiones.

Hoy ha sido un día muy intenso, lleno de contrastes. Hemos visitado dos escenarios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO muy distintos entre sí. Ha supuesto una importante lección de historia y una experiencia personal única.

Por la mañana hemos visitado las minas de sal de Wieliczka y por la tarde otro lugar bien distinto, el campo de concentración de Auswitch. Tras bajar más de 300 escalones en las minas de sal, comenzamos a recorrer las interminables galerías y los pasillos de la mina algunas cubiertas por madera y otras con la roca al descubierto distinguiendo espectaculares esculturas grabadas en la propia roca de sal. Lo más impresionante de todo fue encontrarnos con una inmensa capilla a 100 metros bajo tierra, repleta de tallas, esculturas y adornos elaborados por los mineros con bloques de sal. Estábamos muy sorprendidos mientras admirábamos tanta belleza. Pero nuestra alegría duró apenas el trayecto en autobús hasta el campo de concentración de Auswitch. Allí todos nos sobrecogimos ante una visita marcada por la tristeza. Tras entrar en el campo bajo en arco con el lema «El trabajo os hará libres», empezamos el recorrido. Barracones, cámaras de gas, dolor, humillación, destrucción. Aunque no hay palabras que puedan explicar semejante horror, os dejamos aquí el testimonio de algunos de nuestros jóvenes que de forma espontánea se paraban para rezar por la víctimas, por los inocentes, pero también por los verdugos, por aquellos que no han conocido el amor de Dios.

1er testimonio: Hoy hemos estado en el campo de concentración de Auswitch y la verdad es que para mí ha sido una experiencia con sentimientos agridulces porque, entrando en el campo lo primero que piensas es cómo es posible que hubiese gente que cometiese semejantes barbaridades. He reflexionado y me he dado cuenta de que yo, si hubiese estado en esa época, quizás hubiese sido capaz de cometer esas barbaridades y más aún. Con lo pecadora que soy, seguro que me hubiese sentido superior a los judíos que encerraba, se bien lo que es sentirme superior al prójimo. A la vez me invadía un sentimiento de ternura, de compasión por toda aquella gente encerrada y también por sus carceleros. Cualquiera podríamos ser uno de ellos. Cómo llevaba un Rosario, lo primero que he hecho ha sido echar mano al bolsillo y ponerme a rezar mientras recorría Auswitch viendo todas las formas que tenían para torturar a los judíos. Me intentaba hacer una idea de como se sentirían aquellos prisioneros, deshumanizados, humillados, desesperados, buscando en muchos casos la forma de poner fin a su sufrimiento. La verdad es que ha sido una experiencia horrible. Al pasear por allí eres consciente de que algo terrible, las edificaciones, barracones, cámaras de gas,  algunas enteras otras medio derruidas hacen presente el drama en todo momento haciéndote plantearte siempre la misma pregunta: ¿cómo es posible que el ser humano de llegar a esos extremos?

2º testimonio: En esta visita, reconozco me ha sorprendido con la palabra que he recibido tan solo con entrar en este lugar. Me doy cuenta de que no soy perfecto, que mi soberbia me haga probablemente peor que los alemanes que perpetraron este genocidio, que no puedo juzgarlos.  Veo también que me he de tomar estas cosas más en serio. Yo, que he banalizado este drama, que tantas gracias y bromas he hecho al respecto, he visto que con estas cosas no se bromea, porque yo también estoy llamado a dar mi vida, a ir como un cordero al matadero como fueron estos judíos. Noto la llamada de Señor a entrar en su voluntad, a seguir en su camino, a no perderme, a no llegar al punto de dar rienda suelta a la violencia al odio, pensando que soy mejor, creyéndome más que los demás. Esta visita me invita a ser más humilde a ver que estoy llamado a la sencillez aceptado mi historia, reconociendo que Dios hace bien las cosas y que barbaridades como las que en este campo se cometieron, son Luz para muchos al poder haber conocido como personas como yo eran conducidas como corderos al matadero sin juzgar a sus verdugos en tantísimos casos. Por todo ello, y aunque suene extraño, puedo deciros que estoy muy contento de haber visitado Auswitch, no cambiaría esta experiencia por nada.

3er testimonio: Yo tenía bastantes ganas de visitar este lugar pero no ha sido hasta que he entrado y he visto con mis ojos los lugares concretos, no he sido consciente realmente de lo que aquí sucedió. Yo también suelo hacer gracias y bromas sobre esto y hoy reconozco que me he quedado sin palabras. Me doy cuenta de que si yo hubiese estado en este lugar en aquella época podría haber sido uno de esos alemanes, el que desprecia, el que asesina solamente por demostrar que está por encima de los demás. Mientras caminaba entre las edificaciones y caminos, me he intentado hacer una idea de lo que aquella pobre gente experimentó. Veía las fotografías del holocausto donde se veían hombres, mujeres, niños, intentaba imaginar qué le diría una madre a su hijo ante la certeza de que al bajar del tren iban a dirigirse lo más seguro a la cámara de gas. Me imaginaba a esa madre intentando tranquilizar a su hijo, quitando gravedad a lo que sucedía, incluso mintiéndole para ello. Debía ser una situación horrible pero más horrible me parece el pensar que yo mismo podría haber sido uno de aquellos verdugos. Hoy, gracias a esta visita puedo ver que no soy mejor que nadie, ni que ya lo quiero ser.

4ºtestimonio: Realmente no se cómo se puede expresar en palabras lo que uno siente cuando va a visitar un sitio así. Se me sobrecoge el corazón al ser consciente de todo lo sucedido en este campo de concentración, de saber la cantidad de personas que pasaron y murieron allí. Me ha dado mucho que pensar el estar allí presente y ver con mis propios ojos todo esto. Me doy cuenta de que el odio solo alberga odio y que la violencia nunca acaba, sólo el amor prevalece. Además, me he dado cuenta que en la historia siempre pasa lo mismo. Crece la cuna del odio y la violencia y el demonio mete ideas equivocadas a los hombres en la cabeza. Los nazis ayer, los yijadistas hoy, los asesinos siempre. Tal vez nunca les hablaron del amor, nunca conocieron la misericordia, el amor de Dios.

 

 

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