(A propósito de las palabras del Papa sobre cómo para ser buenos católicos no hace falta tener hijos “como conejos”)
Monseñor Becciu, sustituto de la secretaría de estado, manifiesta que las palabras del Papa, respecto de un pasaje clarísimo de la Humanae vitae, sobre paternidad responsable, no han sido plenamente contextualizadas y, en una entrevista concedida al diario Avenire, dice que “la frase del Papa revelaba que el acto procreador no puede seguir la lógica del instinto animal, sino que es fruto de un acto responsable que se enraíza en el amor y en la donación.
Esta cuestión pone sobre la mesa de muchos hogares toda una batería de preguntas: ¿es bueno o malo tener muchos hijos?, ¿de qué habla la Iglesia cuando habla de paternidad responsable?, ¿da razones el Magisterio para que unos esposos decidan no tener hijos?
Monseñor José Mazuelos, miembro de la Conferencia Episcopal Española, de la comisión para la familia y defensa de la vida, doctor en teología y medicina, manifiesta:
“la expresión PATERNIDAD RESPONSABLE, está muy deteriorada y desviada de su verdadero sentido, pues ha sido malinterpretada, hasta hacerla equivalente a tener pocos hijos, o a cerrarse a la paternidad”
El punto de partida no tiene tanto que ver con buscar un número mayor o menor de hijos, sino “buscar, de manera consciente y generosa, la voluntad de Dios para la familia y decidir el modo de realizarla”.
”Tú buscas a Dios y el ya se encarga de hacerte feliz” (Gloria y Gonzalo, 19 años casados)
La Humanae Vitae, firmada en Julio de 1968 en pleno fragor de la revolución sexual, recuerda que el amor conyugal, por ser plenamente humano y querido ‘por Dios, une la sexualidad con la fecundidad y explica las TRES CONSECUENCIAS que la paternidad responsable tiene para los esposos, a saber:
- Conocer y respetar los procesos biológicos del cuerpo humano
- Controlar las tendencias del instinto y de las pasiones
- En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, poner en práctica la paternidad responsable “ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa, ya sea con la decisión, tomada por graves motivos y, en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo, o por tiempo indefinido”.
Todo esto significa que la fecundidad debe incluir una dimensión humana guiada por la razón, y por la virtud que la perfecciona: la prudencia.
LIBERTAD Y PRUDENCIA
La paternidad responsable no se ha entender sólo en sentido restrictivo, como derecho a evitar nuevos nacimientos, sino en sentido positivo, como criterio para que nazcan nuevos niños.
“Es cuestión de mentalidad: ¿puedo tener más hijos? Cuando hemos visto que convenía esperar… hemos esperado, siguiendo los métodos naturales y fiándonos de la Iglesia” (matrimonio Castañeda-Maurer)
¿QUÉ MÉTODOS SON O NO LÍCITOS?
Los motivos de salud, continúa Monseñor Mazuelos, las condiciones económicas etc, hacen necesaria la capacidad de deliberar lo cual corresponde a los cónyuges sin excluir la conveniencia de buscar asesoramiento.
Los métodos naturales afirman la sabiduría de Dios que ha dispuesto los períodos de no fertilidad de la mujer. Esto supone la aceptación de los tiempos de la esposa, el diálogo, el respeto mutuo, la responsabilidad común, el dominio de sí, y construye el amor donde la sexualidad es respetada y enriquecida como don y entrega, termina diciendo M. Mazuelos.
UNA VIDA QUE EXIGE GENEROSIDAD
Como dice la Humanae Vitae, amor, unión, fecundidad y procreación van de la mano.
Tener hijos ayuda a amar. Aceptar una familia numerosa, dicen Gloria y Gonzalo, te hace ser menos egoísta y te ayuda a cuidar el matrimonio, y cuando te fías de Dios, el responde.
Cada hijo es un diamante en bruto que hay que pulir individualmente. Cuando se comprende que cada uno ha sido querido por Dios, quedamos asombrados ante el milagro de un hijo.
EL VERDADERO TESORO
“No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico” Benedicto XVI –“Caritas in Veritate”
Por el contrario, la apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones, recordaba el Papa, han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. La disminución de los nacimientos, a veces por debajo del llamado índice del reemplazo generacional, pone en crisis incluso a los sistemas de asistencia social.
El Papa Francisco, en el vuelo de regreso de su viaje a Filipinas, ha afirmado la extraordinaria lucidez y valentía profética de Pablo VI, que alertaba frente al neo-malthusianismo universal que se estaba imponiendo.
Si en el hijo no se ve el verdadero tesoro, y ahí está la ceguera de las leyes del aborto alentadas como si de progreso se tratara, ya vemos las terribles consecuencias.
San Juan Pablo II, en la “Familiaris Consortio”, no duda en afirmar que el Concilio Vat.II y el magisterio de Pablo VI, han transmitido a nuestro tiempo un anuncio verdaderamente profético sobre el matrimonio y la transmisión de la vida humana.
Antonio Pajares. Corpus Christi (Alicante)
(Resumen de lo publicado al respecto en “Alfa y Omega” de 29 de Enero de 2015)